fiesta de Miel-da y otras patillas...
A ver? Sé que no soy Rockefeller, y que mis ingresos en estos momentos distan harto de ser ABC1, pero hay una huevada que no soporto: la gente rasca y rota. Ok, yo no soy millonario, pero puta que soy decente; y en realidad no hablo de una cuestión económica, sino más bien de una cosa de actitud, de parada ante la vida. La parada rota me carga. Me siento agredido y definitivamente superado.
Por mis comentarios hay gente que definitivamente me debe encontrar enfermo de hueco, pero sé que varios sienten y piensan como yo. Ahora bien, con lo que leerán a continuación se que pensarán que estoy de atar y que necesito urgentemente un tratamiento psiquiátrico o que simplemente debería ser procesado en algún juicio tipo Nuremberg, ya que en estos casos justifico absolutamente el genocidio... Pero en fin, así soy yo... algo intolerante.
Como digo en un principio, hay cosas que simplemente me superan y eso me pasó en la fiesta del Club Miel. Debut y despedida de ese antro de colas. Todo mal desde el principio. Era Noche de Divas. Se han fijado que las locas pobres tienen complejo de divas ABC1?. Huevón??? Por que!!!???. Si notoriamente se les nota el pelo. Y lo peor de todo es esa parada agresiva que tienen, onda: “Yo soy rica y humilladora... y qué?”. Huevón, mírate al espejo antes por piedad. Tu look es pésimo, quien te produce? Karen Paola? Algún roto de Rojo?. No, maaaaaaaal... como tan poca autocrítica. Otros que me dan risa son los que juran que la grasa es músculo y se visten con huevadas apretadas con un look arrollado huaso que es bien wakis. Sus peinados, con tanto gel en el pelo, picoteados de gallinas como si se cortaran el pelo con la Moulinex o con un run-run. Y los perfumes!!!! Pobrecitos ellos... corren serio peligro de que los declaren altamente inflamables. En fin, lo que trato de decir es que ese día era como si hubiesen abierto Colina 1 y la Peni, pero en versión fleta, obvio. Claro, no todo era malo. Había gente decentita como uno, pero éramos minoría... y notoriamente la minoría.
Bueno, la cosa es que entramos en ese lugar y ya de entrada me cargó. La música sonaba pésimo, cosa que definitivamente le puede quitar el encanto a cualquier lugar, el copete lo servían en vasos plásticos, que aunque debería ser más higiénico, yo lo encuentro wakis, lumpen y definitivamente de mal gusto. Partimos con los niños a la pista grande y ahí ya el show era penoso. Debo reconocer que me sentí altamente cotizado y que, definitivamente, fue una terapia a mi ego. Aunque yo creo que les estaban dando los tragos con yumbina a los fletos pobres, si andaban tan alzados... Me habrán tocado fácil unas cinco veces el culo, me sobajeaban mucho cuando pasaban por el lado como pidiendo “permisssso”, y esto es definitivamente penoso, pero debo escribirlo... UN GRUPO DE C3 ME APLAUDIÓ CUANDO SALI DEL BAÑO!!!!. Vergüenza!!!!!!
Luego del shock, rápidamente me comenzó a cambiar la cara. Estaba apestado, muy mosqueado, lo estaba pasando mal. Ya ni siquiera podía pelar y eso es grave. Mi desagrado era tan notorio, que mis amigos comenzaron a preguntarme si me estaba sintiendo bien. Hasta que al fin decidieron que debíamos irnos de ese lugar... bendita la hora.
Definitivamente yo no pertenezco al ambiente gay. Siempre que voy a un antro pienso: “yo no soy esto... no me siento representado por quienes están bailoteando acá”. Siempre siento que entre ellos compiten, se agreden y eso me tira malas vibras. Hace algún tiempo atrás, frecuenté mucho el ambiente, estaba viciado y entré en ese mismo jueguito de competir y de hacerme el rico; claro, no como las divas proletas de Miel, pero me hacía el rico. Nunca me fue mal, pero me aburrí en algún momento. Me sentía disfrazado, no era Eltxo quien bailaba y “lo pasaba bien”. Así que desaparecí. Ahora con suerte piso las discos petardas tres o cuatro veces al año, y no siempre con buenos resultados...
En fin, cambio de tema. Desde hace algunas semanas he tenido una invasión de pendejines en mi vida que me tienen medio confundido. Pero algo tienen los pendejos que la están llevando. La dura que estoy criando un kinder completo con mis niñitos. Aunque hay uno que definitivamente me mata y obvio que es el más complicado. A Niño Dudoso lo conocí hace dos años en el gimnasio. Es guapito, flaco, alto y me pone duro cuando habla. Según él insiste en que no es gay... claro cabro y yo soy virgen. En fin, la cosa es que con Niño Dudoso siempre hemos tenido una historia bien ambigua. La cosa es que hace dos días atrás me llamó a las 4,30 AM borracho como diuca. Comenzó a hablarme muy meloso y todo cachondo. Me pedía disculpas por haberme llamado a esa hora de una forma que me provocó algunas reacciones físicas medias raras. Y en eso estaba yo pasándome el mejor rollo, obvio que en colores, 3D y en cinerama, cuando me dice que él me encontraba guapo y que yo le gustaba, que lo confundía. Me dijo que si me acordaba de la noche en que estuvimos juntos en esa parcela de Lonquén conversando, a obscuras, escuchando música... Claro que me acuerdo idiota, si tenía puras ganas de tirar contigo. Quedamos de hablar y vernos, pero esta cagada sería muy enredada, el loco es más raro que pico con orejas y no sé si sería una buena historia, pero de que me pone duro... ufff... es harto.
Los otros niñitos. Hum... re distintos entre ellos. Los hay para todos los gustos, alternos, intelectualoides, Paris Hilton, etc. Todos tiene cosas que me gustan. Puta madre como cresta no aparece uno a la vez. Deberían ponerse de acuerdo y atacar de a uno. Tener piedad por este “adulto-joven” que debe (o debería) tomar una buena decisión. Jamás he estado con alguien menor que yo en una relación formal. Los pendejos me conflitúan un poco, va desde su inmadurez hasta su dependencia económica. No estoy en edad de criar a nadie y menos de estar pagando carretes ajenos. Pero estos son encantadores en sus estilos... y quien sabe... quizás el Azul esté en la Sub 25.
Por mis comentarios hay gente que definitivamente me debe encontrar enfermo de hueco, pero sé que varios sienten y piensan como yo. Ahora bien, con lo que leerán a continuación se que pensarán que estoy de atar y que necesito urgentemente un tratamiento psiquiátrico o que simplemente debería ser procesado en algún juicio tipo Nuremberg, ya que en estos casos justifico absolutamente el genocidio... Pero en fin, así soy yo... algo intolerante.
Como digo en un principio, hay cosas que simplemente me superan y eso me pasó en la fiesta del Club Miel. Debut y despedida de ese antro de colas. Todo mal desde el principio. Era Noche de Divas. Se han fijado que las locas pobres tienen complejo de divas ABC1?. Huevón??? Por que!!!???. Si notoriamente se les nota el pelo. Y lo peor de todo es esa parada agresiva que tienen, onda: “Yo soy rica y humilladora... y qué?”. Huevón, mírate al espejo antes por piedad. Tu look es pésimo, quien te produce? Karen Paola? Algún roto de Rojo?. No, maaaaaaaal... como tan poca autocrítica. Otros que me dan risa son los que juran que la grasa es músculo y se visten con huevadas apretadas con un look arrollado huaso que es bien wakis. Sus peinados, con tanto gel en el pelo, picoteados de gallinas como si se cortaran el pelo con la Moulinex o con un run-run. Y los perfumes!!!! Pobrecitos ellos... corren serio peligro de que los declaren altamente inflamables. En fin, lo que trato de decir es que ese día era como si hubiesen abierto Colina 1 y la Peni, pero en versión fleta, obvio. Claro, no todo era malo. Había gente decentita como uno, pero éramos minoría... y notoriamente la minoría.
Bueno, la cosa es que entramos en ese lugar y ya de entrada me cargó. La música sonaba pésimo, cosa que definitivamente le puede quitar el encanto a cualquier lugar, el copete lo servían en vasos plásticos, que aunque debería ser más higiénico, yo lo encuentro wakis, lumpen y definitivamente de mal gusto. Partimos con los niños a la pista grande y ahí ya el show era penoso. Debo reconocer que me sentí altamente cotizado y que, definitivamente, fue una terapia a mi ego. Aunque yo creo que les estaban dando los tragos con yumbina a los fletos pobres, si andaban tan alzados... Me habrán tocado fácil unas cinco veces el culo, me sobajeaban mucho cuando pasaban por el lado como pidiendo “permisssso”, y esto es definitivamente penoso, pero debo escribirlo... UN GRUPO DE C3 ME APLAUDIÓ CUANDO SALI DEL BAÑO!!!!. Vergüenza!!!!!!
Luego del shock, rápidamente me comenzó a cambiar la cara. Estaba apestado, muy mosqueado, lo estaba pasando mal. Ya ni siquiera podía pelar y eso es grave. Mi desagrado era tan notorio, que mis amigos comenzaron a preguntarme si me estaba sintiendo bien. Hasta que al fin decidieron que debíamos irnos de ese lugar... bendita la hora.
Definitivamente yo no pertenezco al ambiente gay. Siempre que voy a un antro pienso: “yo no soy esto... no me siento representado por quienes están bailoteando acá”. Siempre siento que entre ellos compiten, se agreden y eso me tira malas vibras. Hace algún tiempo atrás, frecuenté mucho el ambiente, estaba viciado y entré en ese mismo jueguito de competir y de hacerme el rico; claro, no como las divas proletas de Miel, pero me hacía el rico. Nunca me fue mal, pero me aburrí en algún momento. Me sentía disfrazado, no era Eltxo quien bailaba y “lo pasaba bien”. Así que desaparecí. Ahora con suerte piso las discos petardas tres o cuatro veces al año, y no siempre con buenos resultados...
En fin, cambio de tema. Desde hace algunas semanas he tenido una invasión de pendejines en mi vida que me tienen medio confundido. Pero algo tienen los pendejos que la están llevando. La dura que estoy criando un kinder completo con mis niñitos. Aunque hay uno que definitivamente me mata y obvio que es el más complicado. A Niño Dudoso lo conocí hace dos años en el gimnasio. Es guapito, flaco, alto y me pone duro cuando habla. Según él insiste en que no es gay... claro cabro y yo soy virgen. En fin, la cosa es que con Niño Dudoso siempre hemos tenido una historia bien ambigua. La cosa es que hace dos días atrás me llamó a las 4,30 AM borracho como diuca. Comenzó a hablarme muy meloso y todo cachondo. Me pedía disculpas por haberme llamado a esa hora de una forma que me provocó algunas reacciones físicas medias raras. Y en eso estaba yo pasándome el mejor rollo, obvio que en colores, 3D y en cinerama, cuando me dice que él me encontraba guapo y que yo le gustaba, que lo confundía. Me dijo que si me acordaba de la noche en que estuvimos juntos en esa parcela de Lonquén conversando, a obscuras, escuchando música... Claro que me acuerdo idiota, si tenía puras ganas de tirar contigo. Quedamos de hablar y vernos, pero esta cagada sería muy enredada, el loco es más raro que pico con orejas y no sé si sería una buena historia, pero de que me pone duro... ufff... es harto.
Los otros niñitos. Hum... re distintos entre ellos. Los hay para todos los gustos, alternos, intelectualoides, Paris Hilton, etc. Todos tiene cosas que me gustan. Puta madre como cresta no aparece uno a la vez. Deberían ponerse de acuerdo y atacar de a uno. Tener piedad por este “adulto-joven” que debe (o debería) tomar una buena decisión. Jamás he estado con alguien menor que yo en una relación formal. Los pendejos me conflitúan un poco, va desde su inmadurez hasta su dependencia económica. No estoy en edad de criar a nadie y menos de estar pagando carretes ajenos. Pero estos son encantadores en sus estilos... y quien sabe... quizás el Azul esté en la Sub 25.